Juliette y Javi, colaboradoras del colectivo Memoria Viva
En 2020, en todo el mundo, más de 82,4 millones de personas se encuentran en situación de desplazamiento forzado.
Frente a esta migración podemos constatar en Europa desde hace unos años un endurecimiento creciente de las políticas migratorias que tienen por objetivo luchar contra el flujo de personas en situación irregular. Como consecuencia las fronteras se cierran. En 2004 se creó Frontex, una agencia que tiene como objetivo controlar las fronteras exteriores de la Unión Europea. Esta agencia ha tenido un buen número de críticas y polémicas, sobre todo por la falta de transparencia en cuanto a las acciones llevadas a cabo. Además, los estados europeos han instaurado mecanismos de control y vigilancia cada vez más duros y elaborados en sus fronteras interiores.

Estos dispositivos pretenden filtrar y controlar los flujos de personas migrantes o de asegurar y defender contra las agresiones externas, el terrorismo. Por ejemplo, en Francia, con la excusa de la organización de la Cop21 (conferencia en París sobre el cambio climático en 2015), los controles sistemáticos fueron reintroducidos en todas las fronteras terrestres. Ese mismo año, a causa de los atentados terroristas de París, los controles se intensificaron por “amenaza grave al orden público o a la seguridad interior”. Estas medidas “excepcionales” han acabado convirtiéndose en leyes[1]. Estamos asistiendo en Francia y en Europa a un retroceso en la apertura de las fronteras en el interior del espacio Schengen.
Antes de nada, es importante aclarar que es de manera jurídica un demandante de asilo, un refugiado político o una persona migrante ya que a menudo utilizamos o escuchamos estos términos sin saber las diferencias que existen entre ellos y lo que suponen en las políticas migratorias.
Los demandantes de asilo son personas que han abandonado su país y reclaman ser protegidas de persecución y de atentado grave contra los derechos humanos que se comenten en su país. Estas personas no han sido todavía reconocidas legalmente como refugiados, y esperan la aceptación o no de su demanda de asilo. Toda persona que no es reconocida como demandante de asilo es por lo tanto considerada clandestina.
El derecho de asilo es un derecho humano, reconocido por el derecho internacional, gracias al cual cualquier persona debería estar autorizada a entrar en otro país para hacer su demanda de asilo. Aun así, podemos constatar que un buen número de países europeos no respetan este derecho y expulsan directamente a los posibles demandantes de asilo de su territorio sin estudiar su caso.
Los refugiados entran dentro del marco de la protección internacional, que es posible solamente si las personas pueden probar ser víctimas de atentados graves contra los derechos humanos y de persecución. Deben justificar que su vida está en peligro en su país, que no puede o no quiere protegerles, y que no tienen otra opción que abandonarlo. Una vez reconocidos legalmente como refugiados, estas personas pueden acceder a un permiso de residencia.
No existe una definición jurídica reconocida a nivel internacional de las personas migrantes. Puede referirse a toda persona que abandona su país para entrar en otro. Es, a veces, utilizada para designar a aquellas que lo hacen por razones económicas. Estas personas que no son ni demandantes de asilo, ni refugiados, son sistemáticamente expulsadas de los países europeos.
La creación de estas tres categorías tiene como resultado que ciertas personas pueden venir en Europa y ciertas no. La existencia de estas categorías permite excluir a la mayoría de personas que quieren entrar en Europa. Cada país es libre de elegir los criterios para dar el estatus de refugiado, por lo que, para personas que vienen de un mismo estado el resultado puede ser diferente. Por ejemplo, en 2019, sólo en Francia hubo 287.118 demandas de asilo, de las cuales solamente 36.275 fueron aceptadas.
Es importante entender que, aunque las personas migrantes no escapen de persecuciones, sus derechos humanos tienen que ser, a pesar de todo, respetados sea cual sea su estatus en el país donde se encuentran instalados. Los gobiernos están obligados a proteger a todas las personas de la violencia racista y xenófoba, así como de la explotación y el trabajo forzado. Los migrantes no deberían nunca ser detenidos y enviados por la fuerza a sus países.
En este artículo vamos a utilizar el término “personas migrantes” ya que para nosotros cualquier persona debería poder tener el mismo derecho de desplazamiento.
«Como consecuencia del cierre del espacio europeo y de los controles reforzados, las personas migrantes toman caminos cada vez más peligrosos»

Situación en la frontera de Montgenevre
Muy a menudo el paso de una frontera para un migrante es un prueba violenta y traumatizante con un final poco certero. Son lugares de renuncia, de derrota, de regreso forzado hacia el país europeo de salida [2], de encierro o de muerte.
La frontera franco-italiana se ha vuelto desde 2015, fecha de su cierre, en un reto importante en el control de las fronteras para Francia. De una frontera abierta, se vuelve un muro para los migrantes con una barrera natural: los Alpes.
Montgenevre, un collado situado a 1.850m de altitud, entre Italia y Francia, situado a 13 km. de la ciudad de Briançon, cuenta con una de las estaciones de esquí más importantes de los Alpes del sur. A parte de esto, este puerto de alta montaña se ha convertido en un punto de paso para las personas migrantes; uno de entre tantos entre estos dos países. Por un lado, una estación de esquí llena de turistas y por otro un paso continuo de migrantes, con una fuerte presencia policial noche y día. Una sensación irrealista y extraña envuelve a este lugar.
Desde 2015, con el cierre de las fronteras interiores francesas, se han doblado los efectivos policiales (policía de fronteras-PAF y gendarmería). Solamente en Montgenevre, los efectivos de la PAF llegan hasta los 56 agentes, y colaborando con ellos 110 gendarmes están disponibles diariamente. A partir de noviembre de 2020 estos equipos se han reforzaron con 60 agentes más, 30 de ellos militares de las fuerzas sentinelles (operación militar para luchar contra el terrorismo).
Esta presencia de las fuerzas del orden se traduce sobre el terreno en la multiplicación de los controles en los pasos fronterizos y en todo el territorio francés (en las estaciones de peaje, trenes, autobuses, etc.)
En Montgenevre podemos ver también patrullas que circulan por los caminos de montaña, agentes con motos de nieve, raquetas y gafas de visión infrarroja. Las fuerzas del orden francesas llevan a cabo una caza al hombre con técnicas de camuflaje, persecuciones, agentes de civil, esperas al acecho en puntos clave… y no olvidemos, todo esto en terreno de alta montaña.
Toda persona de aspecto extranjero es perseguida, y si es interceptada y no cuenta con los papeles necesarios es reenviada directamente a Italia sin respetar su derecho de demandante de asilo o de persona vulnerable[3].
Se han constatado, además, comportamientos violentos por parte de la policía (insultos, amenazas), deterioros en sus documentos (como certificados de nacimiento), brutalidades físicas y prácticas humillantes (arrastrar a una persona cogida por los pies en la nieve o mandarlos descalzos a Italia sobre la nieve). Numerosas personas han testificado robos de dinero por parte de las fuerzas del orden[4].
Esta situación conduce a las personas migrantes a tomar cada vez riesgos más elevados en su aventura para cruzar la frontera. Además, generalmente están muy mal equipadas y no conocen el terreno de alta montaña.
Desde 2016 en esta frontera de Montgenevre, 4 personas han fallecido[5], 1 de cada 10 que intentan cruzar en invierno sufren congelaciones, ⅓ de las personas acogidas en el «Refuge solidaire» han recibido cuidados médicos, ha habido accidentes graves[6], amputaciones…
Todo esto podría haber sido mucho más dramático sin la intervención de varias asociaciones como entre otras: Tous migrants, Médicos del Mundo y «le refuge solidaire».

Le refuge solidaire
Es una asociación creada con la finalidad de gestionar lugares de acogida para que los migrantes tengan un momento de descanso, que puedan dormir, comer, ducharse, tener un acceso a cuidados médicos, a sus derechos y a otras necesidades gracias a una acogida de urgencia de unos días.
Touts migrants
En 2015, frente a la inacción política e institucional de cara a este drama humanitario, un movimiento ciudadano se creó espontáneamente en Briançon, ciudad situada a 13km de este collado. Gracias a este movimiento será creada la asociación «Touts migrants»
Los integrantes de esta asociación realizan batidas en la parte francesa de la montaña para ayudar a las personas en situación de riesgo. Además, luchan pacíficamente por el respeto de los derechos fundamentales, acogen y dan asistencia a las personas exiliadas, denuncian las violencias policiales contra los exiliados y contra las personas que les apoyan, se oponen a la persecución policial de las personas solidarias y realizan trabajos de sensibilización.
Delito de solidaridad
La ley francesa prohíbe la ayuda a la entrada, a la circulación y a la estancia irregulares de migrantes y castiga a los autores con una pena máxima de cinco años de prisión y 30.000 euros de multa. En 2012, una ley modificó el delito de ayuda a la estancia irregular y excluyó las acciones humanitarias desinteresadas (dar consejo, acompañamiento jurídico, lingüístico, social y cualquier otra ayuda con fines humanitarios). Pero la ayuda a la entrada al territorio nacional sigue siendo ilegal. Y esta es una de las excusas que las fuerzas del orden utilizan para intimidar a las personas solidarias.
A esto se suman los delitos de ultraje, injurias o de violencia contra los agentes.
Todo esto busca privar al extranjero en situación irregular en Francia de cualquier forma de ayuda amistosa, política o jurídica, así como de mostrar a los ciudadanos en general y a los militantes en particular que no se pueden oponer impunemente a la política gubernamental.
Desde 2017, solamente en Briançon, 32 personas solidarias han sido perseguidas por la justicia bajo el delito de ayuda a la entrada de extranjeros en situación irregular.
En 2018, una contramanifestación fue organizada en la frontera de Montgenevre en respuesta a la manifestación que tuvo lugar el día anterior organizada por Génération Identitaire (asociación de extrema derecha), y contra la militarización de la frontera. Una veintena de personas presuntamente migrantes habrían entrado en Francia gracias a la marcha. Es importante destacar que es presuntamente, ya que ningún control de identidad fue realizado. La policía constató la presencia de personas de piel negra en el seno de la comitiva. Racismo puro y duro, como si ser negro implicase obligatoriamente ser migrante.
Siete personas de la comitiva fueron detenidas y pasaron 48h de detención preventiva; tres de ellos pasaron nueve días en prisión provisional.
A finales de diciembre de 2018 “los siete de Briançon” fueron condenados por ayuda a la entrada de personas en situación irregular y banda organizada, seis meses de prisión condicional para cinco de ellos y para los otros dos doce meses de prisión, cuatro de ellos de prisión incondicional. La decisión será comunicada el 9 de septiembre de 2021.
Solamente desde finales del 2020 los militantes que realizan batidas han padecido 16 audiciones ante la justicia, 4 detenciones preventivas y 2 nuevas denuncias de ayuda a la entrada de persona extranjera en situación irregular.
En mayo de 2021, ha tenido lugar otro juicio de dos militantes de Briançon por la misma causa y han sido condenados a dos meses de prisión condicional por haber presuntamente pasado la frontera con una familia afgana, con una mujer embarazada de 8 meses en noviembre de 2020. El trazado de la frontera no está delimitado por un rio o un camino.
En esta misma fecha, se ha hecho pública una reducción de la pena a dos meses de prisión condicional de un antiguo agente de la PAF (policía de fronteras) condenado a 2 años de prisión condicional por haber amenazado, violentado y arrebatado dinero a un joven maliense en agosto de 2018.
Aunque el derecho internacional establece el derecho “a participar en actividades pacíficas para luchar contra las violaciones de los derechos humanos y las libertades fundamentales”, las acusaciones por “delitos de solidaridad” se multiplican dentro y fuera de Francia.
Notas al pie
[1] Estas medidas, creadas para ser temporales, y permitidas gracias a la instauración del estado de emergencia, fueron prolongadas en diciembre de 2015, y después en mayo de 2016. El atentado de Niza en julio de 2016 ha permitido mantener el estado de emergencia y la prolongación de estas medidas supuestamente excepcionales. En octubre de 2017, estas medidas fueron inscritas en el derecho común gracias a una nueva ley que refuerza la seguridad interior
[2] El procedimiento de Dublin es un dispositivo aplicable por todos los estados miembros del espacio Schengen que tiene como objetivo impedir la elección de una persona demandante de asilo del país donde quiere hacer su solicitud. A través de este dispositivo se determina el estado responsable de la solicitud, que va a ser el primer país europeo donde sean controlados e identificados.
[3] De 2016 a 2018, las expulsiones en la frontera se han multiplicado por 11, un aumento de más del 1000%. 3.587 personas en 2018, 1.900 en 2017 y 315 en 2016 fueron rechazadas sin poder ejercer su derecho a que sea examinada su demanda de asilo.
[4] El 2 de Julio de 2020, dos agentes de la policía de fronteras comparecieron ante el tribunal de Gap, por «violencia voluntaria de una persona depositaria de la autoridad pública sobre una persona menor» para uno, y por «falsificación de documentos» y «desviación de fondos públicos» para el otro. El procurador ha pedido dos años de prisión condicional para el primero y 18 meses para el segundo.
[5]– 7 mayo 2018: una joven de 20 años desaparece cerca de la orilla de un río mientras es perseguida por la policía. Su cuerpo apareció dos días más tarde rio abajo. Caso cerrado
– 18 mayo 2018: el cuerpo sin vida de un hombre joven negro desconocido es encontrado en la base del collado de Montgenevre. Caso cerrado.
– 25 mayo 2018: el cadáver de un hombre negro es descubierto al derretirse la nieve en el lado italiano
– 6 febrero 2019: un joven togolés muere de frio entre Montgenevre y Briançon tras haber caminado durante horas para evitar ser enviado a Italia por las fuerzas del orden.
[6]En 2017, dos hombres caen de unos cuarenta metros en un barranco cuando intentaban escapar de un control de la gendarmería.
Enlaces de interés
Enlaces en castellano
- Informe ACNUR desplazamientos forzados 2020
- Artículos sobre la frontera de Montgenevre
- Petición de liberación para los solidarios de Briançon
- El informe de Iridia y Novact de 2020 «Vulneraciones de Derechos Humanos en las Deportaciones»
- Menos lobos, programa de radio. Las devoluciones en caliente
- Dictamen del Comité de Derechos del Niño de la ONU en el que condena devoluciones en caliente de España a Marruecos
Enlaces en francés
- Web Le refuge solidaire
- Web Tous Migrants
- Enfermement illégal à la frontière Franco-Italienne: Le conseil d’État s’en lave les mains
- Deux agents de la PAF jugés pour violences sur un exilé mineur et détournement de fonds publics
- Violences sur migrant : en appel, la peine d’un policier français passe de deux ans à deux mois de prison avec sursis
- Blessing, migrante noyée dans la Durance : des mois de silence et un dossier en souffrance
- Hautes-Alpes : un agent de la police aux frontières de Montgenèvre s’est suicidé avec son arme, son corps retrouvé ce dimanche
- France: un jeune migrant retrouvé mort au bord d’une route des Alpes
- Nouvelles depuis la frontière de Montgenèvre