Un pueblo que se niega a rendirse a pesar del olvido y el abandono

Por Abba Moh Lamin Daddi

El Frente Popular para la Liberación de Saguía Elhamra y Rio de Oro (POLISARIO), único y legitimo representante del pueblo saharaui dio por roto el pasado 13 de noviembre de 2020, el alto al fuego, que había firmado con el reino de Marruecos desde hacía casi tres décadas. El comunicado del ejecutivo saharaui, se hizo público tras la brutal agresión militar del ejército marroquí contra civiles saharauis que se encontraban manifestando de manera pacífica, en la brecha ilegal del Guergarat, en el extremo sur del muro de la vergüenza, que el ejército marroquí había construido a finales de los años 80 para impedir el avance del ejército de liberación saharaui.

Museo Nacional de la Resistencia en los campamentos de refugiados, Argelia.
Amalia Bueno

El HIZAM, o el muro de la ocupación marroquí, es el muro militar más grande en todo el mundo, el cual mide más de 2.700 km y divide el Sáhara Occidental en dos partes, las zonas al este que constituyen las zonas liberadas y están controladas por el F. Polisario y las zonas al oeste que constituyen las zonas ocupadas, las cuales están controladas por Marruecos. El diseño del muro es llevado a cabo por expertos israelíes, franceses y con financiación de Arabia Saudí. Constituye una autentica muralla que separa todo un pueblo e impide el rencuentro entre familiares a ambos lados del mismo, por más de 40 años.

El muro es una gran berma que se extiende de punta a punta de todo el territorio, compuesto por alambradas electrificadas, artillerías pesadas, radares de mediano y largo alcance, misiles, tanques y aviones, más de ocho millones de minas anti persona y vigilado por más de ciento sesenta mil soldados.

Muro de la vergüenza. Flickr

Cada año, decenas de saharauis pertenecientes a la sociedad civil saharaui organizan manifestaciones pacíficas frente al llamado muro de la vergüenza, con la intención de reivindicar sus tierras y denunciar la gran violación de los derechos humanos en el Sáhara ocupado y, por otra parte, exigir a la comunidad internacional cumplir su compromiso con el pueblo saharaui para para llevar a cabo una solución justa, transparente y duradera.

Tras veintinueve años de proceso pacífico y supuestas negociaciones entre ambas partes, la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y la comunidad internacional han vuelto a defraudar al pueblo saharaui, la MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental) ha mostrado una gran complicidad con el ocupante marroquí, haciendo cualquier labor menos el objetivo principal por el cual fue creada en 1991.

Vehículos de la MINURSO en el territorio del Sáhara Occidental. Flickr UN

España por su parte, como potencia administradora del territorio, y a pesar de su mala gestión en el proceso de descolonización del Sahara, tristemente sigue siendo incapaz de dar la cara y asumir de una vez por todas sus responsabilidades legales e históricas para darle fin a este conflicto bélico que tanto ha durado y, por tanto, permitirle al pueblo saharaui ejercer algo tan básico y legitimo como el derecho a la autodeterminación.

A lo largo de todos estos años de “no paz – no guerra”, el régimen Alauí, no ha dejado de violar sistemáticamente los derechos básicos de la población saharaui en todos los ámbitos, humanos, políticos, sociales y hasta culturales en las zonas ocupadas del Sahara Occidental. Marruecos, no sólo ha negado el derecho a la autodeterminación y por ende la independencia de los saharauis, sino que ha llevado a cabo una política de genocidio, desapariciones forzosas, torturas y encarcelamiento de todos aquellos que no han defendido su soberanía sobre el territorio impidiendo siempre el acceso a los territorios anexionados de periodistas y observaciones internacionales o cualquier persona extranjera que el ocupante pueda considerar como una “amenaza” al estricto régimen dictatorial que impera en dichos territorios  ocupados.

Por otro lado, es de vital importancia señalar que el régimen marroquí ha realizado una política de saqueo de los recursos naturales del territorio, rico en fosfato, gases naturales, petróleo y con uno de los mejores bancos de pesca en el mundo, en su búsqueda de aliados y socios a nivel internacional, inversores extranjeros, a cambio de un buen porcentaje de los recursos mencionados, y al mismo tiempo, asentar colonos y camuflarlos ataviados con la vestimenta tradicional saharaui, con el fin de confundir a la comunidad internacional y alterar la composición demográfica y culturar del territorio.

Campamento de Rabouni, Argelia. Amalia Bueno

A nivel histórico-cultural, el ocupante marroquí se ha dedicado a borrar y destruir brutalmente las huellas relacionadas con la historia del Sahara, especialmente las de antes de su colonización de territorio, para eliminar los rasgos de nuestra cultura e identidad como nación.

Hoy día, el pueblo saharaui pasa de ser un pueblo derrochador de esperanza, a un pueblo rebelde, unido por una causa común, que únicamente se podrá llevar a cabo mediante la unidad de todos los saharauis, ya que nuestro enemigo entiende y obedece al lenguaje amenazante de las armas.

Abba junto con otros compañeros preparados para ir al frente, noviembre 2020.
Abba Moh Lamin Daddi

Por ello, los saharauis han decidido no mirar hacia atrás, no pedir de rodillas lo que por derecho les pertenece, retomaron las armas, y decretaron de manera unánime  el estado de guerra en el Sahara Occidental, dejando atrás los años de espera y reivindicación  pacífica, que tan solo aportaba a los saharauis más años en el exilio y un crónico estado de dependencia de la ayuda internacional para subsistir, en un entorno tan áspero y cruel como es el desierto del desierto, en el que la vida se ha convertido en una auténtica supervivencia y en el que nadie ha podido silenciar las voces de ¡Sahara Libre!