Un relato de Oscar Revilla, educador social y pedagogo, colaborador de Memoria Viva
Fotografías de Javier Hernando, trabajador social y fotógrafo aficionado, colaborador de Memoria Viva
Os voy a contar un relato. Una historia que es ficción, pero que tiene un trasfondo verídico. Me gustaría que a lo largo de esta lectura os paraseis a reflexionar cuantos factores externos influyen en las decisiones de nuestro protagonista.
Una persona anónima nace en Senegal. Está persona nace concretamente al sur de Senegal, en la Casamance, y nace anónimamente en la región de Kolda.
Tras este nacimiento, esta persona tiene suerte y continúa con vida, creciendo en su pueblo, donde los recursos son muy precarios y no tiene oportunidad de asistir a la escuela, ya que la economía familiar no le permite ir a un centro educativo concertado y asiste a la escuela pública solo durante la primaria. A los 15 años, con la ayuda de su familia, se compra una pequeña moto y se gana la vida trabajando de “Yakarta”, que quiere decir que transporta a la gente por dentro de la ciudad de Kolda con su moto a cambio de unas pocas monedas.
Con 18 años, y dado que las circunstancias vitales no mejoran en su zona, decide emigrar a la costa, concretamente al pueblo de Kafountine, para ganarse la vida recogiendo el pescado que viene de las pequeñas embarcaciones locales. Es un trabajo muy duro, porque tiene que estar durante horas entrando en el mar para recoger el pescado que está en las barcas y llevarlo después en un cubo sobre su cabeza hasta el punto de venta. Hay miles de personas anónimas que hacen lo mismo que él cada día. Les pagan unas pocas monedas por cubo entregado, con lo que consigue ir sobreviviendo a fuerza de competir cada día con cientos de jóvenes que se dedican a lo mismo.

Pasados los años la situación va cada vez a peor, ya que hay menos pescadores locales trayendo pescado, y cada vez son más las personas anónimas que se pelean por poder llevar los cubos con peces hasta los puntos de venta. La razón por la que hay menos pescadores es que grandes empresas europeas han llegado a acuerdos con el gobierno de Senegal para quedarse con la explotación de sus aguas costeras, y se quedan con toda la pesca existente en alta mar, dejando muy pocos peces cerca de la costa, donde recogen los peces los pequeños pescadores locales.
A pesar de ser el gobierno del país de nuestra persona anónima, nadie parece haberle preguntado su opinión al respecto. Lo que sí parece claro es que tiene unas consecuencias directas en su vida, y no puede continuar ganándose la vida, con lo que anónimamente se va muriendo de hambre.
Dado que el hambre, aunque sea anónimo, provoca la enfermedad y la muerte, nuestra persona protagonista decide hacer caso a un grupo de gente que le pide mucho dinero para poder subirse a una barquita y llegar por el mar a Canarias, que es Europa, y allí ya nadie pasa hambre, aunque sea anónimo.
Consigue pedir prestado dinero a toda su familia y amigos, y junto con los pocos ahorros que había conseguido guardar a base de transportar cubos de pescado en su cabeza, una noche, muerto de miedo porque no sabe nadar, se monta en un cayuco.

Durante varios días navega a la deriva por el océano Atlántico, de manera anónima, junto con otras 50 personas. Y cuando está convencido de que va a morir sin agua ni alimento, y ya ha perdido la sensibilidad de 4 dedos del pie derecho, llega a las Islas Canarias.
De lo que pasa a su llegada, nuestro anónimo no recuerda mucho porque estaba en estado de semiinconsciencia y totalmente deshidratado. Con el paso de los días se da cuenta de que está rodeado de cientos de otras personas anónimas, que están todas encerradas, que no entienden nada de lo que pasa, pero que no pueden salir de allí.
Con el paso de las semanas y los meses, anónimamente llega a comprender que, aunque están en Europa, nada es como le habían contado. Parece que nadie quiere que esté allí, no le dan oportunidad de comprarse una moto para trabajar, o de ir a ver un partido de futbol de los que veía en la televisión en Senegal, ni puede ganar dinero y enviarlo a su familia…, vamos que la situación no parece muy buena. De hecho, empieza a entender que hay gente que le odia, que le acusa de querer invadir Europa, de aprovecharse de los recursos de los europeos, incluso de ser un terrorista peligroso… Ante esta situación se siente anónimamente extrañado, y el hecho de haber perdido ya 3 dedos del pie debido a lo sufrido en la barca y a no haber recibido las curas necesarias, le va quitando la ilusión por Europa.
Después de muchos meses sin poder moverse del mismo sitio, sin tener nada que hacer y sin que nadie le dé una solución mejor, decide aceptar lo que le llevan proponiendo como única salida desde su llegada a Canarias. Que se vuelva a Senegal, eso sí, esta vez en avión. Después de haberse jugado en el mar la vida por la desesperación de que en Senegal iba a morirse de hambre al principio no le parecía una idea muy lógica, pero después de tanto tiempo encerrado lo empieza a ver como la única manera de recuperar la libertad.

Una mañana se monta junto con otros anónimos de su país en un avión de vuelta a Senegal. Está contento porque en el avión puede comer un sándwich que tiene pescado en bote, de una de las empresas europeas que compró el mar de Senegal. Qué suerte tan grande.
Cuando vuelve, de manera anónima, a Senegal decide volver a Kolda a ver a su familia. Pero su familia no le quiere ver, porque ha estado en Europa y ha vuelto como un fracasado y sin devolver el préstamo, por lo que se convierte en una persona non grata entre su propia gente.
En sus pensamientos más anónimos no acaba de entender que es lo que ha hecho mal para ahora estar todavía peor que al inicio, para estar incluso peor que cuando era Yakarta y esperaba horas al sol para ver si alguien necesitaba dar un viaje por Kolda.
Anónimamente reflexiona sobre su vida y sobre todos los factores y decisiones de personas que no son anónimas como él, sino muy conocidas y reconocidas, bien educadas y bien alimentadas diariamente y que no han perdido partes de su cuerpo por el frío ni han contraído enfermedades renales crónicas por deshidratación continuada, y que sin embargo han sido fundamentales para su vida.
Reflexiona sobre la influencia que estas personas: líderes políticos, propietarios de empresas, líderes de la opinión pública, dueños de medios de comunicación, votantes de partidos políticos que apoyan a quienes toman decisiones…han tenido en cada una de las etapas de su historia.
Pero luego cae en la cuenta de que es solo una persona anónima, cuyas reflexiones y pensamientos son anónimos, y por tanto no le importan a nadie, al igual que su vida mientras se quede quieto donde está, sin existir, porque parece que pese a su anonimato su vida molesta a mucha gente porque la vida pobre y anónima no es una vida de buena calidad, es defectuosa, por lo que es material de desecho sin importancia y decide, anónimamente, actuar en consecuencia y morir de manera tan anónima como ha vivido.
Retomamos el principio de este relato, donde os pedía que reflexionaseis sobre los factores externos que han influido para llegar a la muerte anónima. Y después pensarais que, en vez de ser un protagonista anónimo, esa persona tiene nombre.
Un nombre de una persona concreta, quizás tu madre, tu padre, tu hermano, tu novia, tu abuela, tu mejor amigo, tú mismo…
Hecho este ejercicio reflexivo, os pido que lo acomodéis en vuestros pensamientos, y que cada vez que veáis una noticia que tenga algún paralelismo con la historia de nuestro protagonista anónimo; penséis que en vez de anónimo es, por ejemplo, vuestra madre y actuéis en consecuencia, dentro de vuestras posibilidades, para intentar impedir que vuestra madre se acabe suicidando de manera anónima.